por: Fernando López Malpica, MD

No todas las personas que padecen de asma tienen alergia, pero todo paciente con asma se beneficiará de una evaluación que explore la posibilidad de que su asma sea por una causa alérgica. Recuerde, el diagnóstico debe ser preciso, pero sobre todo se deben establecer tempranamente tanto las medidas preventivas como un tratamiento efectivo con vacunas hiposensitizantes.

Según los resultados de diversos estudios realizados en otros países, entre el 50 y el 70 por ciento de los pacientes con asma es alérgico, lo que conlleva una implicación práctica en el tratamiento y en la gestión preventiva de esta condición. Si usted, o alguno de sus hijos, posee historial de inflamación nasal, rinitis recurrente, sinusitis crónica, enfermedades crónicas de la piel (como dermatitis atópica o urticaria), o si existe en su familia un historial de alergias y/o asma, y pruebas de laboratorio positivas (como niveles altos de IgE o un alto número de eosinófilos), la posibilidad de que tenga un componente alérgico es muy alto. Y aumenta más si ha notado que padece de un ataque agudo luego de haberse expuesto a algunas de las circunstancias mencionadas anteriormente. Preste atención a estas señales y dialogue con su medico de confianza para que reciba una evaluación adecuada, que incluirá, posiblemente, la realización de unas pruebas de piel, las cuales no tienen efectos secundarios importantes ni son dolorosas o cruentas, y podrían aportar considerablemente a su bienestar.

Los factores provocantes de alergias más comunes en Puerto Rico incluyen: el polvo y sus ácaros e insectos caseros, los hongos (tanto dentro como fuera de las residencias), las mascotas, los pólenes y los alimentos. Se debe tener claro que una parte fundamental del tratamiento es minimizar al máximo la exposición del paciente a estas substancias o alergenos.

En el caso de que el factor provocante sea el polvo casero y/o sus diferentes componentes (como los ácaros y las cucarachas), es importante que el paciente utilice forros plásticos en su colchón y almohada, no use almohadas de plumas, mantenga la cocina libre de desperdicios, pero, sobre todo, que mantenga la humedad relativa por debajo de 55 por ciento. Esto es crucial, pues vivimos en un clima subtropical, y los ácaros, los insectos y los hongos dentro de las casas necesitan humedad para reproducirse. El uso de “deshumificadores” en el área de los clóset, del cuarto dormitorio y de la cocina, es vital en el tratamiento. Las casas deben tener una ventilación cruzada apropiada. Si tiene la oportunidad de diseñar su residencia, asegúrese de discutir este aspecto con su arquitecto, ingeniero o constructor, y recuerde, a tiempo, no instalar alfombras. Es mucho mas práctico y económico evitar la instalación que removerlas luego de su mudanza. Además, mantenga los alrededores de su casa libres de material orgánico, (como hojas y otros escombros), corrija todas las filtraciones inmediatamente y no permita que se acumule humedad bajo ninguna circunstancia.

 

En cuanto a su vida cotidiana, recuerde que las mascotas nunca deben estar dentro de la casa. No olvide este enunciado, pues es muy difícil tomar la decisión luego de que se le ha tomado cariño a la mascota. Por otro lado, sospeche de los alimentos si nota que provocan en usted exacerbación de sus síntomas alérgicos o algún tipo de empeoramiento en su condición luego de ingerirlos. Además, siempre esté alerta del efecto que tienen las condiciones de su área de trabajo o de la escuela, y preste particular atención a sus pasatiempos y a la relación de los síntomas con estas actividades. Si es necesario, utilice máscaras y guantes para llevarlas a cabo. De ocurrir alguna reacción, discútala con su medico y no olvide lo siguiente: nadie conoce mejor su cuerpo y sus síntomas que usted mismo.

Finalmente, no se debe concluir esta presentación sin considerar el rol principal que tiene el tratamiento hiposensitizante, conocido comúnmente como las vacunas específicas para la alergia, en el diagnóstico y alivio de esta condición. Este tratamiento –en uso desde 1911 y que ha sido validado como eficaz y costo efectivo por innumerables estudios– disminuye los síntomas y el uso de medicamentos, acorta las hospitalizaciones y los días de enfermedad y de visitas a las salas de emergencia, y reduce considerablemente la perdida de días de clases y trabajo. Si se toman las debidas precauciones, estas vacunas pueden ser muy seguras, confiables y prácticas, y pueden aumentar grandemente su sentido de bienestar.

Las vacunas para la alergia consisten en la inyección (incremental) de esos alergenos o sustancias a los que su sistema está reaccionando. De esta forma, el sistema inmune reestablece la tolerancia y resistencia a tales sustancias. De ser exitoso, el tratamiento se debe continuar por lo menos tres años. En un principio se realizará semanalmente, pero luego se separará el número de inyecciones, según lo tolere el paciente. Los riesgos, en manos expertas, son mínimos, tanto durante el periodo de las pruebas de alergia como durante el tratamiento. Algunos estudios de costo efectividad demuestran que las vacunas disminuyen el consumo de medicamentos y las complicaciones asociadas al descontrol del asma. En la actualidad, las compañías aseguradoras tienden a incluirlas en sus programas.

Los problemas de salud complicados, como el asma, deben ser atendidos de una forma interdisciplinaria, que involucre a todos los sectores de la sociedad. Los padres y familiares, el Departamento de Salud y el de Educación, los maestros, los patronos laborales, los arquitectos, los constructores, los diseñadores de interiores, los profesionales de la salud (como médicos, enfermeros, nutricionistas y farmacéuticos), las compañías aseguradoras, pero sobre todo, los pacientes, tenemos una responsabilidad ineludible de concentrar nuestros esfuerzos en resolver, conciliadoramente, este grave problema de salud que enfrenta Puerto Rico. Hagamos lo que tenemos que hacer por un Puerto Rico libre de asma por complicaciones alérgicas.