La alergia a alimentos presenta un reto por la forma tan variada en que se comporta clínicamente. Esto es en gran medida el resultado de la forma en que las moléculas de los alimentos llegan a su órgano afectado. El proceso de cocción y/o el proceso digestivo hacen que el alimento adquiera una configuración distinta a la que tenía en su estado original. Obviamente, la forma en que se cocine y se digiera el alimento determinará en gran medida su capacidad de inducir alergia. También hay que tomar en consideración que los alimentos se procesan comercialmente para su consumo donde se le añaden un sinnúmero de aditivos como el glutamato monosódico (MSG), colorantes y sabores artificiales y preservativos, como los sulfitos, benzoatos y parabenos. (Estos se pueden asociar con un comportamiento hiperactivo en los niños.)
La deficiencia enzimática puede resultar en alimentos parcialmente digeridos. Al estos entrar al torrente sanguíneo, el sistema inmunológico no los reconoce como propios y esto ocasiona cuadros clínicos muy diversos. Estas partículas, por su tamaño, entran al sistema a través de una mucosa permeable en el intestino (leaky gut) y se alojan en los pequeños vasos sanguíneos de distintos tejidos y órganos, lo cual resulta en un proceso inflamatorio. He aquí varios ejemplos de la diversidad de reacciones a los alimentos:
La familia que en ingles se llama “nightshade”, que consiste de la papa, el tomate, la berenjena y el pimiento verde, puede ocasionar un tipo de artritis que mejora notablemente cuando esos alimentos son eliminados de la dieta.
El maní, que por cierto, no es una nuez sino un guisante (peanut), pertenece a la familia de las legumbres que incluye todas las habichuelas. Éste puede ocasionar alergias sistémicas, entre ellas la anafilaxia. Aunque no tanto así como el maní, los otros miembros de esa familia pueden tener relevancia clínica.
La caseina de la leche de vaca, al ser ingerida, puede causar el cólico infantil, como resultado de espasmo del píloro (la válvula entre el estomago y el duodeno) que no permite el transito normal hacia el intestino. Aparte de dolor, esto puede causar vómitos. El manejo de la condición consiste en cambiar la leche de vaca por una formula hipoalergénica o utilizando Gastrocrom, un medicamento que bloquea la reacción alérgica a nivel de estomago.
Otro alergeno importante es el gluten del trigo que puede causar desde inflamación del tracto gastrointestinal hasta eczema y urticaria, sueño y dificultad en la concentración. Es miembro de la familia de los cereales derivados de yerbas domesticadas, como el maíz, el arroz, la avena, la cebada y el centeno, que también pueden ocasionar alergias de menor magnitud.
Un pequeñín que agarra un huevo en el supermercado, lo rompe y luego se pasa la mano por la cara puede desarrollar hinchazón severa y dificultad respiratoria, sin haberlo ingerido.
El látex del árbol de caucho del Amazonas es utilizado en los profilácticos, sondas y guantes, entre otros. Los que desarrollan alergia a este material pueden tener reacciones cruzadas al ingerir cualquiera de los siguientes alimentos: kiwi, guineo, aguacate, pera, papaya y otros.
Un bebe puede desarrollar alergia en el vientre de la madre a alimentos que ella consume. Además, la leche materna, aunque ideal para el infante, puede transmitirle a éste moléculas de alimentos que le provoquen alergia. Las madres que lactan deben ser orientadas sobre esta posibilidad.
La manera más práctica para diagnosticar casos tan disímiles como éstos, es mediante una dieta de eliminación seguida de la reintroducción de los alimentos sospechosos a razón de uno por día y utilizando un diario de síntomas.
Durante los últimos años se ha venido utilizando un método novel de desensibilización administrando distintas concentraciones del alimento por la vía intradermal o sublingual de forma seriada (diluciones de mayor a menor).
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